Después de conseguir uno de mis objetivos profesionales de este año, me volteo a ver lo que momentaneamente he dejado atrás: mis amigos.
Este año ha sido un cúmulo de cambios en muchos aspectos: en mí, en mi vida, mis relaciones, mi trabajo. Todo esto ha hecho que me repliegue de una manera que a varios les ha parecido incluso agresiva. No hay tal agresión. Simplemente decidí hacer estos cambios de esta manera.
El último gran cambio, el trabajo, se presentó como un reto: cumplir con el compromiso en la segunda semana de diciembre. El compromiso en si mismo fue un reto y la transición laboral fue adicional. Incluso el cambio de herramientas se convirtió en un duelo de voluntades, la ignorancia e inexperiencia contra mi deseo de ganar. Fue difícil. Tampoco fue un drama pero tuve, al igual que las decisiones anteriores, que enfrentarme contra muchos de mis defectos. No pude vencer más que los necesariamente indispensables.
Gran parte de la fortaleza surgió del amor a mis hijos y a mí mismo. Otra parte de la necesidad que tengo de compartir, pero primero tengo que construir algo que compartir. Y hasta el último, mi propio orgullo.
Quiero construir un algo que pueda compartir y eso es lo que busco de aquí en adelante. Y para tenerlo he de trabajar mucho y de manera inteligente. Habrá un momento en que me detenga y estire las manos para ofrecer ese algo y entre todas las personas del mundo se los ofreceré a ustedes mis amigos.
No los he olvidado, no los quiero dejar atrás. Simplemente quiero tener algo que compartir.
Felices fiestas a todos.
Finito.
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