Hoy terminamos de empacar nuestras cositas para regresar de nuevo a nuestras oficinas ya remodeladas. Estuvimos de huéspedes desde octubre del año pasado adaptándonos a estas instalaciones. Realmente fue fácil. No prisas. No ruido. No teléfonos. No nada. Incluso hubo mañanas que aún que este frío me hacían compañia un grupo de pajarillos en la ventana.
Ahora que vamos de vuelta, voy a echar de menos todo este estilo de vida.
¿Vale la pena regresar al ajetreo? ¿A las prisas? ¿Cuál es el reto de vivir así? ¿Sobrevivir a un infarto? ¿Aprender a vivir sin una familia? ¿Vivir de noche?
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